viernes, 11 de junio de 2010

Observadores del cielo prehispánico (primera parte)

En 1924 el padre Pascual Saura encontró en el Vaticano un documento muy importante para la historia mexicana. En el están las memorias de algunas discusiones que hubo en 1524, entre los antiguos mexicanos y los primeros doce frailes franciscanos que llegaron a la recién conquistada Tenochtitlan. El manuscrito tiene por titulo: "Colloquios y Doctrina con que los doze Frayles de San Francisco enbiados por el Papa Adriano Sesto y por el Emperador Carlos Quinto convertieron a los Indios de la Nueva Espanya, en Lengua Mexicana y Española". Seguramente ya te diste cuenta que el titulo está redactado en la lengua española de esa época. Este manuscrito permaneció guardado durante cuarenta años, y fue encontrado en Tlatelolco por fray Bernardino de Sahagún en 1564, quien escribió lo siguiente refiriéndose al documento:

“…ha estado en papeles y memorias hasta el año de mil quinientos y sesenta y cuatro, porque antes no vuo oportunidad de ponerse en orden ni convertirse en lengua mexicana bien congrua y limada: la qual se bolvió y limó en este Colegio de Santa Cruz del Tlatilulco este sobredicho año con los colegiales más hábiles y entendidos en la lengua latina que hasta agora se an en el dicho colegio criado; de los quales uno se llama Antonio Valeriano, vezino de Azcapucalco, otro Alonso Vegerano, vezino de Quauhtitlan, otro Martín Iacobita, vezino deste Tlatilulco y Andrés Leonardo, también de Tlatilulco. Limose asimismo con quatro viejos muy prácticos entendidos ansí en su lengua como en todas sus antigüedades.
Va este tractado distincto en dos libros: el primero tiene treinta capítulos que contienen todas las pláticas, confabulaciones y sermones que vuo entre los doze religiosos y los principales y señores y sátrapas”

Sin embargo el libro de los Colloquios de los doce (así se conoce actualmente a este documento) está incompleto, ya que solo se han encontrado catorce capítulos de los treinta mencionados por fray Bernardino de Sahagún, y lo que se ha encontrado del libro original, se encuentra en la biblioteca del Vaticano.
En el libro de los Colloquios quedo registrada la manera en que los indígenas defendieron su manera de ver el mundo ante los frailes. Los siguientes párrafos que te vamos a enseñar provienen de este documento, y contienen la respuesta que dieron los principales señores mexicas a los frailes franciscanos, cuando estos últimos hicieron cuestionamientos y condenas de las antiguas creencias de los mexicas:

“Y, he aquí, señores nuestros, están los que aún son nuestros guías, ellos nos llevan a cuestas, nos gobiernan, en relación al servicio de los que son nuestros dioses, de los cuales es el merecimiento de la cola, el ala ( la gente del pueblo): los sacerdotes ofrendadores, los que ofrendan el fuego, y también los que se llaman quequetzalcoah.
Sabios de la palabra, su oficio, con el que se afanan durante la noche y el día, la ofrenda de copal, el ofrecimiento del fuego, espinas, ramas de abeto, la acción de sangrarse. Los que miran, los que se afanan con el curso y el proceder ordenado del cielo, como se divide la noche. Los que están mirando (leyendo), los que cuentan (o refieren lo que leen), los que vuelven ruidosamente (las hojas de) los libros, de la tinta negra, la tinta roja, los que tienen a su cargo las pinturas. Ellos nos llevan, nos guían, dicen el camino. Los que ordenan cómo cae el año. Cómo siguen su camino la cuenta de los destinos y los días, y cada una de las veintenas. De esto se ocupan, de ellos es el encargo, la encomienda, su carga: la palabra divina…”

El contenido del texto anterior es muy interesante, porque allí se menciona que hubo gente dedicada al quehacer astronómico dentro de la sociedad mexica. Sin embargo este documento no es el único que señala la existencia de astrónomos entre los antiguos mexicanos. En el códice mendocino hay imágenes que proporcionan pistas sobre la función social de los astrónomos. Abajo hemos dibujado algunas imágenes que aparecen en el códice, con el objetivo de que tú hagas una interpretación sobre la función social que desempeñaron los astrónomos mexicas.
















Antes de continuar conviene que te aclaremos lo siguiente: en las tres imágenes anteriores aparece una nube con círculos que dan la sensación de ser ojos. Esa nube representa al cielo durante la noche. En la segunda imagen aparece una de esas personas “que se afanan con el curso y el proceder ordenado del cielo” cantando y su canto lo acompaña con un teponaztli.
Las personas dedicadas al quehacer astronómico fueron los tlamatinime. Según el historiador Miguel León Portilla, la palabra tlamatini significa “aquel que sabe algo.” Es importante señalar que los tlamatinimes fueron antiguos sabios nahuas, que hicieron filosofía, tuvieron conocimientos de medicina, también se dedicaron a la astronomía, entre otras actividades, y cuyo proceder fue muy similar al de un científico actual. Es importante puntualizar que los tlamatinime no fueron brujos o chamanes. La sociedad mexica supo reconocer el buen trabajo de los tlamatinime, y no confundió su trabajo con el de los “falsos sabios o brujos”
En la actualidad hay gente se dedica a investigar la astronomía que hicieron los tlamatinime mexicas, se han obtenido algunos resultados de esas investigaciones pero aun falta mucho por conocer. De entrada, todavía no entendemos cabalmente la finalidad de hacer astronomía por parte de los antiguos sabios mexicanos. Tampoco conocemos de manera integral los instrumentos que utilizaron esos astrónomos para escudriñar el cielo. Sin embargo lo que se ha podido investigar resulta muy interesante. En “Observadores del cielo prehispánico (segunda parte)” te diremos algunos resultados de esas investigaciones, como el impacto que tuvo el conocimiento astronómico en las sociedades precolombinas de Mesoamérica. Por lo mientras te damos las instrucciones para que construyas un teponaztli como el que aparece en la segunda imagen.

Construye un teponaztli

El teponaztli es un ideófono de origen precolombino, esta construido de un tronco ahuecado. En alguna parte del costado del tronco hay una ranura en forma de “H” que forma dos lengüetas las cuales, al ser golpeadas producen sonidos. Este ideófono se empleo para llamar al pueblo a la guerra y acompañar danzas. Ha sobrevivido al paso del tiempo y en la actualidad es utilizado por personas que practican las danzas mexicas, también se vende como artesanía, y además es empleado por diversos grupos musicales profesionales y aficionados.
La construcción de un teponaztli es bastante sencilla, lo único que se requiere es conseguir un bambú de unos 45 cm. de largo y unos 11 cm. de diámetro. Quizás la parte más difícil de la elaboración, sea hacer la ranura en forma de “H” en el bambú. La siguiente figura te indica las medidas para las ranuras.







Ya dejamos a tu ingenio la manera de hacerle las lengüetas al bambú. Una vez que termines tu teponaztli, lo puedes hacer sonar golpeándolo con unas baquetas que tengan goma en uno de sus extremos.

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